Muere o mata (piloto): Experimento nº1
»Nuevo
mensaje«: No puedes escapar de lo que no te puedes esconder.
Bloqueó
la pantalla del móvil.
Al
segundo, volvió a iluminarse: No hay salida para los traidores.
Apagó
el móvil.
No
quería pensar en nada.
Las
cloacas del subterráneo se bifurcaban al final de la vía, y esta vez no
podía equivocarse. Iban dos errores; al tercero, –según las reglas del juego–
alguien moriría. Y no te aseguraban que no fueras a ser tú. Un juego de vida o
muerte; o matas o te matan, o finalmente, todos mueren. Sería un clásico para
aquellos que nunca han jugado, por ello,
el mensaje que aquel inesperado día apareció en la pantalla… incita a jugar.
Bases
simples, reglas básicas y un comienzo desde un nivel entre nulo y raso
–dependiendo de si previamente habías hecho un trámite, (que muy pocos están
financieramente capacitados a hacer), o no–. El trámite te daba esencialmente
una pequeña ventaja sobre los demás.
Miró
a ambos lados antes de ponerse en marcha nuevamente.
El
hedor era de lo menos, agradable; y el encharcamiento producido por las
aguas pestilentes que llevaban residuos a través, no sólo de las tuberías, sino
también de los túneles que formaban la carretera de vías del subterráneo,
insoportable.
Respiró
dentro de la máscara que le cubría una parte de la cara: la boca, la barbilla,
la nariz y parte del cuello. Empuñó el arma y colocó la linterna delante de sí,
para que iluminara el camino. El leve haz de luz alumbró longitudinalmente a
uno de los dos túneles. Luego apuntó al otro.
«Estado:
Indecisión detectada».
Repitió
el movimiento hacia el anterior túnel y bajó la linterna a las aguas.
«Estado:
Respiración constante».
Hubo unos
minutos de silencio donde sólo se oía el correr de las aguas y el latir in crescendo de
su corazón. La respiración se aceleraba; era una gran decisión. No podía fallar
otra vez. Ya sólo quedaba él del grupo de tres inicial…
Cerró los ojos y
se imaginó el final
del juego. Fueron los cinco segundos más bonitos y agradables que había
tenido nunca. Que todo esto acabara. Escapar. Salir. Huir de este infierno de juego. Se imaginó
a su hija gritando su nombre al final del túnel…y vio la luz, el pueblo donde
solían veranear, los campos en flor…la libertad de vivir. Recobró la
consciencia y volvió en sí.
Abrió los ojos.
«Estado:
Elección Decidida».
Marchó.