Contra el "collige virgo"

    Ya envejecí una vez y por mucho que cueste creerlo, no es una experiencia bonita. La vida es nacer, crecer (multiplicarse), molestar un rato y después morir. Parece mentira que a la gente le haga ilusión vivir muchos y largos años  aun cuando después la flor de su vida se haya marchitado e incluso podrido.
    La poesía. La poesía tiene la culpa de que solo se haya valorado a la dama  en una de sus etapas de la vida; solo porque su cabello sea dorado por como el sol y sus labios rojos cual los pétalos de la viva y madura rosa infeliz. Y qué decir del noble caballero cuya fuerza supera la de mil leones y es igualmente entregado a la pluma y la lucha. Todos éstos y más disparates similares se han acogido siempre bajo el tópico más típico de la Literatura. Que si tempus fugit, o carpe diem, o collige virgo rosas. Hasta les ponen el nombre en latín para que suene serio y todo.
    Yo ya he tenido rosas; montones, millones y trillones de esas traidoras con espinas han estado presentes en sendas y caminos, en castillos y chozas, y en la vida y en la muerte. Una lluvia constante de pétalos y una alfombra fresca y perfumada de rosas. Tienes todas las que quieras y más. Para limpiarte el culo si lo deseas. Pero, déjame decirte una cosa: en ese momento en el que te ves con tus brazos llenos, abarcando centenares o miles de rosas incluso sujetas otras tantas con la boca; en ese preciso momento en el que tú, tu vida, tu amor, lo que sea está plagado de rosas; en ese momento SABES QUE SIEMPRE QUERRÁS MÁS.

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   Escandalizado por la carta, el viajero en el tiempo la dobló y volvió a dejarla en la caja. Tenía la sensación de que ya había visto esas palabras antes...
Esther Ochoa

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