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Contra el "collige virgo"

    Ya envejecí una vez y por mucho que cueste creerlo, no es una experiencia bonita. La vida es nacer, crecer (multiplicarse), molestar un rato y después morir. Parece mentira que a la gente le haga ilusión vivir muchos y largos años  aun cuando después la flor de su vida se haya marchitado e incluso podrido.
    La poesía. La poesía tiene la culpa de que solo se haya valorado a la dama  en una de sus etapas de la vida; solo porque su cabello sea dorado por como el sol y sus labios rojos cual los pétalos de la viva y madura rosa infeliz. Y qué decir del noble caballero cuya fuerza supera la de mil leones y es igualmente entregado a la pluma y la lucha. Todos éstos y más disparates similares se han acogido siempre bajo el tópico más típico de la Literatura. Que si tempus fugit, o carpe diem, o collige virgo rosas. Hasta les ponen el nombre en latín para que suene serio y todo.
    Yo ya he tenido rosas; montones, millones y trillones de esas traidoras con espinas han estado presentes en sendas y caminos, en castillos y chozas, y en la vida y en la muerte. Una lluvia constante de pétalos y una alfombra fresca y perfumada de rosas. Tienes todas las que quieras y más. Para limpiarte el culo si lo deseas. Pero, déjame decirte una cosa: en ese momento en el que te ves con tus brazos llenos, abarcando centenares o miles de rosas incluso sujetas otras tantas con la boca; en ese preciso momento en el que tú, tu vida, tu amor, lo que sea está plagado de rosas; en ese momento SABES QUE SIEMPRE QUERRÁS MÁS.

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   Escandalizado por la carta, el viajero en el tiempo la dobló y volvió a dejarla en la caja. Tenía la sensación de que ya había visto esas palabras antes...
Esther Ochoa

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...