Contra el "collige virgo"
Ya envejecí
una vez y por mucho que cueste creerlo, no es una experiencia bonita. La vida
es nacer, crecer (multiplicarse), molestar un rato y después morir. Parece
mentira que a la gente le haga ilusión vivir muchos y largos años aun cuando después la flor de su vida se haya marchitado e incluso podrido.
La poesía. La
poesía tiene la culpa de que solo se haya valorado a la dama en una de sus etapas de
la vida; solo porque su cabello sea dorado
por como el sol y sus labios rojos
cual los pétalos de la viva y madura rosa infeliz. Y qué
decir del noble caballero cuya fuerza
supera la de mil leones y es
igualmente entregado a la pluma y la
lucha. Todos éstos y
más disparates similares se han acogido siempre bajo el tópico más típico de la
Literatura. Que si tempus fugit, o carpe diem, o collige virgo rosas. Hasta les ponen el nombre en latín para que
suene serio y todo.
Yo ya he
tenido rosas; montones, millones y trillones de esas traidoras con espinas han
estado presentes en sendas y caminos, en castillos y chozas, y en la vida y en
la muerte. Una lluvia constante de pétalos y una alfombra fresca y perfumada de
rosas. Tienes todas las que quieras y más. Para limpiarte el culo si lo deseas.
Pero, déjame decirte una cosa: en ese momento en el que te ves con tus brazos
llenos, abarcando centenares o miles de rosas incluso sujetas otras tantas con
la boca; en ese preciso momento en el que tú, tu vida, tu amor, lo que sea está
plagado de rosas; en ese momento SABES QUE SIEMPRE QUERRÁS MÁS.
***
Escandalizado por la carta, el viajero en el tiempo la dobló y volvió a dejarla en la caja. Tenía la sensación de que ya había visto esas palabras antes...
Esther Ochoa