La verdad quiero llorar tan fuerte porque a pesar de asimilar ya que: por físico en personas no encajo, que mi manera de ser la sociedad rechaza, que soy (de emociones) un saco, que mi cuerpo no es encanto, que estoy tan tarado que espanto y que estar triste es el octavo pecado, sigo sacando las fuerzas de no se sabe dónde , entiendo las mil perspectivas que todo ser palpitante esconde lloro un poco, siento que no soy quién, y aun así doy la cara y soy quien responde, y reconstruyo lo que semanas me lleva entender que da igual cuántas veces pueda caer que no pararán de joder hasta que las lágrimas de acero asomen. Y como siempre me haga imponer cuando mi mundo interior explote. Luego se preguntarán por qué insensibles ineptos desconocen que mi autoestima no será de diez, pero siempre se repone.