Ir al contenido principal

Cursivas (29/10/19)

Esto fue parte de un experimento*:
no podíamos apuntar ninguna, y nos decían cinco palabras,
sólo saber recordarlas, pero yo sólo buscaba poder rimarlas
y no me acordé de todas. Te miento
si digo "pensé en ti"
o en otra persona, ahora no sé si
fue así. Recuerdo, que te escondías ahí,
entre las cursivas**,
pero lo que entregué decía así:

"¿Por qué cuando toco tu cuerpo,
sin ser siquiera la superficie, tiemblas y
eres fría como el invierno?

Si yo sólo quiero conocerte por dentro.
Esa ironía que perfilas en tus labios
no definen lo que veo, pero no sé si veo
bien lo que hay en tus adentros.

¿Por qué cuando te miro pienso
que eres tan atractiva como un cuadro de color intenso?
Cómo hablas, cómo declamas, cómo expresas...
creo que muero, que me fascinas porque no te tengo.

No sé si al describirte apuntaría bien todos tus elementos,
igual no me he quedado bien con tu fachada,
igual tengo que entrar adentro." 



*Experimento psicosociológico: se dicen cinco adjetivos y hemos de escribir en formato libre cómo creemos que es esa persona. Se nos dividió en dos grupos. Se nos decían las mismas palabras pero en distinto orden. Al primer grupo se les dijo los adjetivos que sonaban mejor calificativos, al principio; al segundo al revés. Se comprobaba cómo sólo recordábamos o bien los primeros y últimos dichos y la capacidad de memorizar todos los elementos.

**Las palabras que recordé, tal cual las dijo, las pongo en cursiva. Otras muchas, las digo por ejemplo: si se dijo "irónica", pongo "ironía".

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...