Perspectiva Zentauri

A veces se me sobrepasa tanto... me arrastra hacia adentro, me succiona la tierra, me sepulta, me relega, que me siento el fruto del asco que nadie riega, sólo pisotea.  Pero luego me encuentro con esas miradas que añoraba tanto... me bañan en cascadas de paso, me airean, me contagian el buen colapso, dan la mano a La Tristeza, y frenan el golpetazo... que me olvido que vivo entre ambos mundos. Y pocos saben vivir como ella...

Se precipitó, hubo una llamada. No dudó. Terminó de equilibrarse, se funambuló , las alturas no son lo suyo; respiró. El aire pesaba adentro, la lluvia crepitó, los pinitos se consiguen en silencio, pero se la aclamó. Mantuvo la cordura: el contador reseteó, tronó sus dedos; en el objetivo se centró. Puso punto y seguido. El verbo cambió, hubo turbulencias, pero ya sabes quién se salvó.

Sólo se oía un pitido constante, mientras el agua seguía subiendo y la trampilla no daba opción de salida. Continuaba llenándose y el espacio se reducía a cuatro paredes de alboroto y desasosiego. No podía pensar más despacio de lo que quería. El bullicio del rededor no facilitaba el juicio, y empecé a perder ese estado inducido de “todo va bien” cuando nada iba bien. El agua subió hasta la rodilla y ya la gente no corría, sino que se les oía patalear y gritar cada vez más alto y más fuerte, los berridos y las dificultades de moverse imposibilitaban pensar. Me temblaban las piernas. La trampilla chirriaba con dentera pero no se abría ni con dos personas aupadas, una de ellas ahogándose por conseguir nada. Me zarandearon el cuerpo, me empujaron al no reaccionar, me daban por muerto, me culpaban, alguien me pegó un tortazo y al no reaccionar, se me encabronó más, pero desistió y se fue a gritar a otro. Yo no miraba a quien tenía que mirar, sabía que sangraba de la ceja; las gotas confi

Hay ciclos que no terminan; que crees que ya se han superado, pero no es así. Siempre vuelven. En forma de palabra o paciente. Pero vuelven. Recordándote la palabra o el paciente. Pero vuelven. O siendo sarcásticos porque no entienden, que ahora andas en otros puntos y aparte y aparecer no deben. Pero vuelven. Y aprendes que son ciclos y te convences o postulas tu mejor sonrisa figura, y sobre tarima, actúas. Porque los significados de la palabra o del paciente vuelven.

Esto fue parte de un experimento*: no podíamos apuntar ninguna, y nos decían cinco palabras, sólo saber recordarlas, pero yo sólo buscaba poder rimarlas y no me acordé de todas. Te miento si digo "pensé en ti" o en otra persona, ahora no sé si fue así. Recuerdo, que te escondías ahí, entre las cursivas**, pero lo que entregué decía así: "¿Por qué cuando toco tu cuerpo, sin ser siquiera la superficie, tiemblas y eres fría como el invierno? Si yo sólo quiero conocerte por dentro. Esa ironía que perfilas en tus labios no definen lo que veo, pero no sé si veo bien lo que hay en tus adentros. ¿Por qué cuando te miro pienso que eres tan atractiva como un cuadro de color intenso? Cómo hablas, cómo declamas, cómo expresas... creo que muero, que me fascinas porque no te tengo. No sé si al describirte apuntaría bien todos tus elementos, igual no me he quedado bien con tu fachada, igual tengo que entrar adentro."   *Experimento psicosociológic

Acabo de dejarte. Sopla alegre el viento, sopla, por proa y por popa; no hay ni un alma por la calle.

Kanjis japoneses de la palabra Kaizen (改 Cambio y 善 Bueno), Wikipedia. No hay más que verte en el espejo: siempre en "mejora continua", no hay más que verte subiendo hacia la cima: siempre en "mejora continua", no hay más que leerte en cada verso: siempre kaizen , siempre. No hay más que verte desde esta Perspectiva: siempre Zentauri , siempre.

"La segunda estrella a la derecha" con sabor a chocolate y crema: se oían fuegos artificiales al lado del niño que no quería crecer y yo, Peter Pan, y en mi garganta cohetes eran; había cítricos, historias y entre risas, una cena: verse con los tuyos deja, buen sabor de boca siempre, chisporrotea el mejor turrón de petazetas. A Tasio y Raquel, gracias otra vez.

Hay un momento de la vida en el que sabes cuándo vas a tener que ir a contracorriente. Éste es uno de ellos. Va a ser un trayecto arriesgado pero sé que será por un buen motivo: y será por ti, por una nueva vida. Te quiere mucho, Fdo.: Salmón rojo. [Escrito para el concurso: No es un día cualquiera de RTVE,2020] Pero no sonó la flauta.

  ¡Felices fiestas y a empezar nueva década con un desfase piripipí, piripipón! Desde onda Microondas les deseamos un aterrizaje frío y un Año Nuevo redondo. Son las Plumas y un minuto, un canario menos en la Hora.