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Memento mori: La fugacidad de la vida

Fue espontáneo...cuando el tiempo fugado me susurró que se iba
y la parte derecha de la almohada se quedaba fría.
Fue la amnesia que sufría la que me convenció de que te perdía
y sin embargo no recordé olvidarte ni aquel día.
Fueron interpretaciones de la vida que no quise entender cuando ocurrían.

Yo fabriqué una guía, distribuí lo que no pude sentir por un mapa que olvidaría
y me obligué a empezar otra vez por aclarar mis ideas, por crear nuevos hechos que perecerían, por ser quien quiero ser y no quien se supone que era. Cambié pero no cambié mi rutina.
Desperté, me pregunté quién era: memoricé mi mortalidad y la plasmé por mi piel, cada poro respira
cada tatuaje tiene su sentido.
O eso me parecía.
Creé hechos que me convencían, no recuerdos que se desvanecían.
No quise entender que no podía sentir el tiempo que vivía.
Me hice un pasado que repetiría, me dicen que me engañé para no afrontar el día a día y percatarme de que el sueño que en mi mente proyecto cada vez que duermo, se olvidarán si no apunto lo que realicé con el golpe brusco de tu interés.

Tomé un segundo de tu tiempo para poderme ver
en esos grandes espejos para recordarme que soy yo mismo, que no puedo acceder a otro relato a través de él. Que el mundo de las maravillas se lo llevó otra niña, en otro cuento, en otra estancia, en otra vida, perdiendo tiempo, persiguiendo al conejo, impregnándose de las fantasías.
"Yo no soy diferente", quise creer. Yo no soy diferente a esos que en su reflejo sólo ven, un puñado de huesos, hechos, recuerdos, sensaciones que no volveré a oler.
Cada paso ¿es un avance y un retroceso?, no sé muy bien. Cada huella queda impresa en una instantánea que tomé: recordando la mortalidad como ser humano, recordando menciones desvirtuadas, transformadas, manipuladas por cómo quiero omitirte en mi boca.
Siempre es un "puede ser", no atisbo un ser definitivo.

Suena un ruido, y vuelvo al punto de inicio.
Y empiezo, con algo totalmente nuevo porque no apunté que realmente te tenía miedo y lo que me tenía más perplejo: lo que realmente no encuentro.

Una instantánea en mi bolsillo:
"No te fíes de tu propio delirio".
¿Qué es lo que tengo que pensar? No es mi letra,
es mi puño atravesándome la puerta
el minuto clave, la llave de mi amnesia.

Pienso en esos labios, esos gestos que envolvías en abrazos,
con los párpados, esas letras que me escribía despacio.
Olvidé que te fui dejando,
queriendo que fuésemos fugaces
no llegamos ni al espacio,
que aunque las estrellas no brillasen en mis ojos
dejarían rastro.
Olvidé que creamos nuevos recuerdos que no podré recordarlos
ni a través de ninguna foto
ni pensando que si cerrase los ojos, la vida esperaría a mi lado.

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...