Había
Había una casa,
Y en la casa una sala
Grande
Iluminada.
Y en la sala
Había un piano,
Un gran piano de cola
Negro;
Y una mesa
Con partituras y una silla
El techo era abuhardillado.
En la sala había dos chicos.
Dos exactamente iguales;
Exactamente diferentes ambos.
Uno tocaba el piano,
Pero las cuerdas no sonaban.
Otro escribía canciones,
Pero los papeles ya tenían palabras.
Afuera no se veía nada,
Solo un blanco cegador.
Como una Nada.
Uno
O los dos
Preguntó:
-¿Quién eres?-
¿Quiénes eran?
Se había roto el hechizo.
Más tarde en la sala
No había
Nada.
Y en la casa una sala
Grande
Iluminada.
Y en la sala
Había un piano,
Un gran piano de cola
Negro;
Y una mesa
Con partituras y una silla
El techo era abuhardillado.
En la sala había dos chicos.
Dos exactamente iguales;
Exactamente diferentes ambos.
Uno tocaba el piano,
Pero las cuerdas no sonaban.
Otro escribía canciones,
Pero los papeles ya tenían palabras.
Afuera no se veía nada,
Solo un blanco cegador.
Como una Nada.
Uno
O los dos
Preguntó:
-¿Quién eres?-
¿Quiénes eran?
Se había roto el hechizo.
Más tarde en la sala
No había
Nada.
Esther Ochoa