Cuando la paz pide guerra es entonces cuando has de correr como alma que lleva fuego dentro y aunque el demonio se vista de cuero y del ángel las alas rotas estén, saben lo que es el cielo y el infierno que explotan en mi interior como si de una guerrilla interna se tratase; son impulsos de gritar: ¡que se callen! al ver el funeral pasar y apreciar que el hombre muerto: es el alma que deambulaba al andar; y luego vaga entre las memorias los recuerdos que rompen indirectamente espejos y destrozan la parca decoración que habitaba en las cuatro paredes que encierran mis sueños, los demonios, mis monstruos; esa sonrisa cuando expresas tristeza este grito ahogado cuando ni siquiera llegas al corte ese aguante forzado de no soltar un “a la mierda”, ya es hora de que me llegue el rigor mortis… pero no llega; vuelta a empezar y expresarme demostrar que tras tanta batalla interna sólo tecleo con rabia y odio aquello que apalea por salir al exter