Vayan a su ritmo, los pasos al andar. Siente cómo recorre la sangre por el puñal. Los lagos gorgoteando de sangre caliente. Un arma ataja, una pelea de más, un aviso claro, un reto a espada, directo al orgullo. Al límite. A fuego marcadas los rasgos de tu legión. Tranquilidad. No vaya a explotar. Mente fría, sangre helada. Mentalizada la calma, avanza. Saben el principio, el nudo y el final, entienden su destino, entienden lo fatal de luchar; aun así, avanzan, y son ser atravesados por el costado, por detrás, por el cuello, raja, por el estómago, por la cara. Viviendo un presente ahogado... Tras el combate, limpia la espada, puñal, pura sangre tripas desgarradas... Esos ojos sin luz, supieron al terminar: la historia de la guerra tiene principio, nudo y final.